Fue diseñada en 1902 para decorar el dormitorio de la casa Hill House a las afueras de Glasgow.
Uno de los grandes referentes del diseño modernista, La silla Mackintosh, fue diseñada en 1902 para decorar el dormitorio de la casa Hill House a las afueras de Glasgow. Dos de estas sillas, junto con un taburete eran los únicos elementos negros de una estancia con predominio de tonalidades blancas. El mismo arquitecto se encargó también del resto de la decoración interior.
La silla se caracteriza por su alto respaldo de formas rectas, de 141 cm de altura.
Su altura le da una gran fuerza y protagonismo. Esta pieza parece casi una escultura y su objetivo principal es más decorativo que funcional, un objeto cotidiano convertido en obra de arte que poder admirar y contemplar en el día a día.
Se trata una de sus piezas más representativas y aúna influencia modernista y japonesa, lo que se puede observar en sus líneas rectas y en la cuadrícula con la que termina el respaldo, que hace referencia a los gráficos abstractos del diseño japonés. Aunque el original se realizó en madera de roble lacada en blanco, en la actualidad puede adquirirse a través de la firma italiana Cassina que la comercializa desde el año 1973 en madera lacada en negro con el asiento tapizado en terciopelo verde o rosa.
Esta pieza parece casi una escultura y su objetivo principal es más decorativo que funcional, un objeto cotidiano convertido en obra de arte que poder admirar y contemplar en el día a día.
A pesar de que esta silla tiene más de 100 años, hoy en día sigue siendo muy actual con sus líneas sobrias y su geometría y puede colocarse en dormitorios y salones de estilo minimalista o de diseño. Para que resalte más, debe colocarse apoyada a una pared y es capaz por sí sola de dotar a cualquier estancia de estilo y carácter.